“Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní […] y […] comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera” (Mateo 26:36–37). La pasión de Nuestro Señor ocupa buena parte de los Evangelios. Casi la tercera parte del espacio está dedicado al relato de sus sufrimientos. Los Evangelios no son meras biografías; de hecho, si hablamos en un sentido estricto, no son biografías en absoluto, puesto que no dicen nada con respecto a gran parte de la vida terrenal
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